J-Horror


Desde el momento en que nació el cine como expresión de la fotografía en movimiento, hasta la sonorización y digitalización del mismo, el género del terror ha estado presente con obras desde Frankenstein en 1910 hasta las últimas producciones comercializadas en Imax y 3D.

Pareciera que los seres humanos tenemos una recurrente necesidad de enfrentarnos a nosotros mismos, a nuestros miedos, a los miedos colectivos, a la histeria, al peligro, a través de terceras personas... el cine de terror se conforma precisamente de la sucesión de hechos que no queremos o podemos ver, pero tampoco dejamos de hacerlo, simple morbo, masoquismo o adrenalina, como se le llame, la mayoría de nosotros hemos disfrutado de alguna película de terror, independientemente de cuál sea el argumento pues en el cine terror se tratan tramas tales como el más allá, seres desconocidos y monstruosos (fantasmas, momias, espíritus, zombies, vampiros, extraterrestres), los seres de ficción y terroríficos (como el caso de Frankenstein o Alien), el miedo al sufrimiento y al daño físico.

Pero sin dudas, el terror cala hondo en nuestros subconscientes cuando este es de índole psicológico o social, cuando el mismo involucra elementos culturales arraigados a nosotros, nuestras creencias y por ende son un reflejo de los miedos con los que hemos crecido y se enfrentan los mismos de la manera en que nosotros lo haríamos, incluyendo esto las consecuencias que de igual manera se enfrentan y sufren.

Fue así que hace poco más de una década personalmente descubrí un película llamada Ringu, dirigida por Hideo Nakata, un cineasta japonés, cuando me di cuenta que en un país allá en el lejano oriente, del cual debemos confesar vergonzosamente la mayoría desconocíamos su producción más allá del manga o el anime... Ringu, The Ring o el Aro, como queramos llamarle fue sin dudas la película que tomó el estandarte del cine japonés y más que del cine, del terror, ahora bien, con esto no le otorgo el mérito a Nakata de haber sido pionero del género en Japón, sino de la exportación del mismo a occidente, seríamos muy cortos de pensamiento si creyéramos que este fue el inicio, la producción del cine terror japonés es realmente exquisita y extensa, pero tras de ella, tras cada obra hay un encanto particular, algo que nos atrapa, este cine de terror tiene ese no sé qué que logra involucrar a mucha gente... cuántas veces no habremos escuchado la expresión: "las películas de terror de Japón sí dan miedo, son las mejores...", bueno, pues me di a la tarea los últimos meses de ver algunas de estas películas, para, al menos desde mi perspectiva, lograr explicar esos elementos que hacen único al J-Horror, y sin ánimos y lejos de ser una autoridad en el tema, les traigo algunas de conclusiones.

Inicialmente, vamos a aclarar que J-Horror no es más que la abreviatura con la que en la cultura del cine en general se le conoce al cine de terror japonés, el terror que surge de esta increíble cultura que además de tecnología nos han enviado una buena dosis de insomnio para los que pierden el sueño con sus películas y los que no, al menos hemos recibido horas y horas de producción cinematográfica de resultados sorprendentes con presupuestos relativamente limitados, si comparamos las inversiones que sus pares americanos realizan en este tipo de producciones.

Caracterizado en gran parte por su emotividad, por lo explícito de sus presentaciones y lo macabro de la forma en que representan las escenas en el cine sin dejar de lado una fineza artística sin igual, que adornada de complots, efectos especiales, rostros demacrados, chicas poseídas, palidez, cabellos largos, pies y manos descuidadas, se encuentra arraigada muy profundamente a las creencias populares, a los mitos urbanos y a las leyendas que son parte de sus creencias, por tanto el J-Horror es la escenificación de aquello a lo que los nipones temen desde niños.

El terror japonés es por esto que se halla sumergido en un mundo de almas, ánimas y otros espíritus malignos, conocidos este tipo de entes en Japón como yūrei, que se consideran como entes apartados de una vida pacífica tras la muerte debido a algo que les ocurrió en vida, falta de una ceremonia funeraria adecuada, por cometer suicidio. Usualmente aparecen entre las dos de la madrugada y el amanecer, para asustar y atormentar a aquellos que les ofendieron en vida, pero sin causar daño físico. Pueden ser espíritus de madres muertas durante el parto o por causas violentas que han dejado a sus hijos, espíritus de personas muertas en accidentes, guerras, en el mar, almas de niños que suelen ser traviesos más no peligrosos, incluso pueden ser espíritus enamorados que no aceptan alejarse de su ser amado.

Por ejemplo, el caso de Sadako Yamamura (personaje principal de Ringu), es un espíritu de una adolescente muerta por causas violentas, hija de una madre soltera, una bebé que dormía poco y lloraba por su fobia al agua, fue criada por padres adoptivos, poco comprendida y con capacidad para tener visiones y hacerlas ver a otras personas fue maltratada, humillada y vivió una vida poco digna, por lo que adicionalmente a sus poderes en vida, se alimenta del miedo y aprovecha su condición de ente maligno no vivo para llevar a cabo su venganza.

Ahora bien, sería quizás un poco extraño si los japoneses no incluyeran los avances tecnológicos y estos no fueran utilizados por estos entes para llevar a cabo sus acciones, es así como en películas como Chakushin Ari (One Missed Call o La Llamada Perdida) se utiliza el teléfono celular en el cual suena un extraño tono, en la pantalla aparece “Llamada perdida”, cuando escucha el mensaje se escucha anticipadamente el momento final de la vida de las personas, en Jisatsu Sākuru (Suicide Club o El Club del Suicidio) la policía se encuentra con una web donde se marca un puntito rojo y uno blanco por cada mujer u hombre que se suicida, y los puntitos siguen creciendo, el problema es que nadie detecta quien o quienes son los culpable, en Kairo (Pulse) una computadora se conecta sola a internet y aparece una extraña página web, donde aparecen perturbadoras imágenes de habitaciones oscuras y finalmente un inquietante mensaje.

Bajo este panorama, no es de extrañar que comúnmente se concluya lo bien actuadas que terminan siendo las películas de terror japonés, esto pues los nipones bajo el contexto y la finalidad de retratar sus creencias, sus temores, incluyen elementos realmente terroríficos en sus producciones, parece ser que son quienes se toman más en serio esto de producir terror, mientras que en el terror americano comúnmente hay un “héroe” que enfrenta los peligros, alguien en peligro que sobrevive a los mil y un atentados contra su vida y que termina venciendo al ente, al monstruo, la poseída termina desposeída y siendo una dulce niña o en el peor de los casos todos mueren, pero en Japón no, pareciera ser más creíble la historia, su argumento no está en un guión, está en el vox populi, en la cultura, se toman en serio sus historias y por eso terminan siendo un terror psicológico que nos contagia y nos deja pensando en la veracidad, en la posibilidad de que algo así suceda.

En conclusión y sin pretensiones de enamorarlos del J-Horror, debo decir que a criterio personal me parece la japonesa la forma más honesta de tratar de llevar a la pantalla elementos que nos asustan, que creemos, que tememos, es una propuesta que, con sus excepciones, resulta casi impecable, realmente vale la pena sentarse a ver algunas de estas producciones.


1 comentarios:

Hace poco tiempo leí un ensayo acerca de la diferencia entre el terror y el horror, en base a los cuentos de Edgar Allan Poe (estaba impreso, pero si les interesa puedo conseguirlo)
El terror es algo superficial que nos puede asustar de momento pero no pasa a más. Como todas la mayoría de películas de Hollywood en donde lo que importa, como se menciona en el post es un héroe, mucha sangre y efectos especiales exagerados.
El horror sin embargo a pesar de ser más sútil, es más profundo. Como dice la definición en el diccionario de la Real Academia Española es: Sentimiento intenso causado por algo terrible y espantoso.
No es necesario ver litros de sangre, o monstruos irreales para llegar a ese sentimiento. Lo que es necesario es un poco de pensamiento para lograr invadir los verdaderos temores de nuestra cabeza, crear algo verósimil, algo que nos haga pensar que realmente eso podría pasar en la realidad.
Por eso la "Bruja de Blair" sin un gran presupuesto logró traumar a más de uno (me inlcuyo), sin tener que ver ni un solo cadáver en toda la película.
El público está cansado de ver la típica historia en donde todos mueren y al final solo sobrevive la convencional "pareja de enamorados". El público quiere más realidad, una historia de profundidad.
El J-Horror llega a ese punto, no se queda en la violencia sino que trasciende.

Excelente post,un buen aporte a lo que debe de ser este genero. Tratar de ser cada vez más Horror y menos terror.

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